Ronald Johnson, el Embajador

Ronald Johnson, el Embajador

Ronald Johnson, el Embajador


El coronel Ronald Johnson, actual embajador de EU en México, cuenta con una extensa carrera en seguridad nacional, inteligencia y operaciones militares, que hace de él una figura clave en la política estadounidense hacia México. El diplomático es maestro por la National Intelligence University y fue miembro de la Guardia Nacional del Ejército y oficial de las Fuerzas Especiales (boina verde). 

Participó en operaciones militares en Panamá, El Salvador y los Balcanes. Trabajó más de 20 años en la CIA como enlace de Ciencia y Tecnología con el Comando de Operaciones Especiales, conocimientos que le fueron vitales en su desempeño como embajador de EU en El Salvador durante el primer mandato de Trump.

Su llegada marcará un cambio radical en torno al combate al narcotráfico y al control migratorio. Hoy, en día, existen fenómenos que alteran el concepto de la soberanía, como el caso de un río que cruza dos países y, uno de ellos contamina las aguas, causando severos daños en la nación receptora de la toxicidad. De ahí que Johnson no descarte “la posibilidad de acciones militares unilaterales en México contra carteles, si la vida de ciudadanos estadounidenses estuviera en peligro” y, lo está, al igual que la de los mexicanos… Lo que acontezca en México, al igual que el ejemplo del río, afecta a ambos países al ser vasos comunicantes.

Johnson declaró en El Salvador, que la lucha contra las pandillas y el narcotráfico era una prioridad absoluta en la relación bilateral. Declaró que “La violencia y el crimen no solo afectan a El Salvador, son una amenaza directa a la seguridad de EU.” Más tarde agregaría: “la amistad con EU depende del respeto a la democracia”. Enfatizó la importancia de libertades como la de expresión, al insistir “en el respeto a las diferentes ramas del gobierno y en la separación de poderes, al ser pilares que sostienen la democracia”.

Parafraseando a Johnson: si el crimen en México es una amenaza directa para la seguridad nacional de EU; si la amistad con EU depende del respeto a nuestra democracia y las diferentes ramas del gobierno, la separación de poderes y la libertad de expresión son pilares que sostienen la democracia, entonces, es obligatorio concluir que el futuro de las relaciones bilaterales con Washington se encuentran un grave riesgo, puesto que López Obrador y su pandilla morenista heredaron un modernizado crimen organizado que tiene atenazado al propio Estado y a la sociedad mexicana, además, de haber arruinado nuestra democracia, por lo que la amistad con EU se encontraría sumamente comprometida, debido a que tal vez ya no exista la separación de poderes, y extinguieron los pilares de una democracia, como sin duda lo eran el INE, el INAI, Coneval, Cofece, IFT, MEJOREDU, CRE, la CNDH y la CNH, nuestros organismos autónomos, sin olvidar que Sheinbaum pretendía acabar con la libertad de expresión por medio de una ley de extracción inquisitorial, por lo tanto, no esperemos entonces colaboración ni comprensión de EU.

Si el gobierno deseara salvaguardar la convivencia civilizada en México, debe anular las elecciones del supuesto poder judicial en junio, comicios espurios e indeseables que constituirían el tiro de gracia a nuestra democracia y a nuestro porvenir. Entre otras prioridades, además de revivir nuestros organismos autónomos, debemos elaborar junto con Johnson, un gran especialista en seguridad y en inteligencia, una estrategia como la existente en El Salvador, en la que él participó, para erradicar al crimen organizado, por el bien, antes que nada, de la sociedad y de la Republica.

Rechazo una intervención militar de EU en México. Para evitarlo, debemos aliarnos a las instituciones policiacas de EU, ya no solo para garantizar la civilidad entre todos nosotros, sino para recuperar la buena fe de Washington, lo cual podría reportar una probable disminución de los aranceles y estimularía el comercio y el bienestar entre ambos países. 

Conclusión: aprovechemos la experiencia de Johnson y dejemos de contemplarlo como un enemigo decidido a intervenir en nuestros asuntos domésticos, en el entendido que el río criminal nacido en México, contamina en su flujo, a ambos países en todos los ámbitos de las relaciones bilaterales. ¡Bienvenido, Ronald!, diseñemos una estrategia de inteligencia, sin intervención militar, en beneficio de las mayorías.